La música posiblemente se trate de una de las pocas cosas que se encuentran en la vida que cuentan con el poder de movernos emocionalmente incluso si te encuentras en medio de tratamientos paliativos.
Solo basta ver como una pieza de música tiene la capacidad de traernos recuerdos, levantarnos el ánimo o quizás calmar nuestra alma, por lo que nos ayuda a expresar las emociones cuando las palabras nos han fallado.
De ello se trata el poder que nos proporciona la Musicoterapia, pues con el empleo de los diferentes componentes musicales, es posible proporcionar una manera de relacionarse dentro de una relación terapéutica.
La música se trata de algo con lo que casi todo el mundo desarrolla la capacidad de relacionarse, tanto así, que la mayoría de nosotros suele escuchar música en algún momento del día.
Y esto puede suceder cantando su canción favorita camino al trabajo, escuchando la radio en casa o bailando algún sábado por la noche, lo más probable siempre será que no exista un día que se pase sin música.
Cuando hablamos de la Terapia Musical, lo que se busca es darle provecho a esa experiencia compartida de una forma terapéutica. La Terapia Musical tiene como propósito ayudar a una variedad de personas, y eso incluye aquellas que presentan dificultades emocionales y con limitaciones físicas.
En el caso de los niños pequeños, también se pueden beneficiar y mejorar su comunicación, mientras que las personas ya mayores, logran recuperar su autoestima.
¿En qué consiste la Musicoterapia?
La Terapia Musical se trata de un tipo de terapia creativa donde se escucha y/o reproduce música. Todo depende de las necesidades del participante, ya que la Terapia Musical se encarga de fomentar la auto-conciencia, la capacidad de comunicación y la autoestima. Con esta terapia se hace uso de la naturaleza social y comunicativa de la música y tiene como objetivo facilitar los cambios positivos en el comportamiento.
Generalmente, el musicoterapeuta lleva a cabo sesiones en las que utiliza una serie de instrumentos y/o su voz a fin de provocar la interacción y la respuesta de quienes participan. Este tipo de ambiente relajado y seguro ayuda a fomentar el aprendizaje y la liberación emocional de los participantes.
¿Se requiere de experiencia musical?
En realidad, no se requiere de ninguna experiencia musical previa, ni siquiera es necesario saber tocar algún instrumento para participar. Si el terapeuta solicita que se una, probablemente ofrezca una herramienta fácil con la que se pueda jugar, algún instrumento como un tambor o pandereta o, simplemente podemos sentarnos y disfrutar escuchando la música.
Es importante señalar que la Terapia Musical no tiene por objeto enseñar a tocar determinado instrumento y no debe usarse para sustituir las clases de música, pues lo que se busca es adquirir naturalmente un mejor control rítmico y desarrollar la sensibilidad musical.
Técnicas de Musicoterapia
Estas son aplicadas en función de las necesidades de las personas que toman parte en ellas, y se pueden aplicar:
Cantar: El canto puede ayudar a desarrollar el control de la articulación y la respiración, y dentro de un entorno de grupo puede ayudar a mejorar las habilidades sociales.
Tocar instrumentos: puede ayudar a refinar las habilidades motoras y de coordinación. Tocar con otros también mejora la cooperación y las habilidades del equipo de trabajo.
Actividades basadas en ritmos: Imitando un ritmo, o hacer uno propio, Ayuda a desarrollar la coordinación y el rango de movimiento. En determinados casos, también ayuda a aliviar la ansiedad y con la relajación.
La improvisación: Brinda la oportunidad de expresarse de una forma creativa gracias a la improvisación musical lo que puede ayudar cuando las palabras fallan.
Componer / escribir canciones: escribir alguna canción referente a las experiencias podría resultar más sencillo que hablar de ello.
Escuchar: con sólo escuchar música se logran propiedades terapéuticas ya que ayuda a desarrollar habilidades cognitivas y alienta tanto a la memoria, como a la atención.
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